Felisa García Sánchez
Y A M A S (Brahmacharya)
Brahmacharya. Castidad, moderación. Éste es uno de los yamas que hay que contextualizar, ya que quizá tenga poco sentido a estas alturas hablar de castidad como se entendía hace un par de siglos, pero sí podemos hablar de moderación y de transformación. Todos sabemos que una energía reprimida puede acabar por explotar de la peor manera, así que no tiene ningún sentido hacerlo. Pero una cosa es reprimir y otra evitar que nos arrastre, que nos secuestre, que nos domine. Como en todo, la virtud está en el término medio.
Más humildemente, la castidad se ofrece como una mirada limpia, un respeto sumo, un corazón puro y una bondad auténtica. Si cosificamos la comida creamos la gula; si devaluamos la palabra, la injuria; y la lujuria, si hacemos de la sexualidad, pasión egoísta.
¿CÓMO PODEMOS INCORPORAR BRAHMACHARYA EN NUESTRA PRÁCTICA DE YOGA?
Respetando nuestro nivel de práctica y siendo conscientes de la energía que poseemos en cada momento. Evitando avanzar demasiado deprisa porque corremos el riesgo de lesionarnos, pero tampoco deteniéndonos siempre las mismas posturas porque entonces no progresaremos. Recordando la importancia de la moderación y procurando que no nos dominen ni la temeridad ni la pereza, ambas igual de perjudiciales.
Es un gran don participar en la energía creativa y para respetar su sacralidad, antes habría que respetar la sacralidad de cualquier forma de vida, incluida la propia. El camino para ello comienza en Ahimsa (la armonía entre las partes y el todo), sigue en Satya (la experiencia de la autenticidad del ser) y por Asteya (nada poseemos, solo cuidamos de ello).
Brahmacharya tiene otro nombre: Conciencia.
Fuentes: Yogaenred.com; lotoverde.com