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  • Foto del escritorFelisa García Sánchez

Cómo desarrollar una práctica correcta



Empezar por donde uno está


El único lugar desde el que se puede empezar es exactamente allí donde uno está. El yoga considera que la competición y la comparación son una pérdida inútil de energía. Cree que el júbilo de excelencia en la acción es una fuente de energía más poderosa que la competición. Es cierto que para aprender usted debe compararse con una persona más adelantada, pero compararse con alguien para llegar a la conclusión de que uno es inferior o superior resulta contraproducente. Lo mejor es que no haga caso del imperativo occidental de competir y clasificarse. No se deje influir por la idea de que con sus limitaciones físicas es imposible empezar. Es probable que descubra que sus imágenes mentales de lo que es capaz y de lo que no es capaz de hacer le limitan más que su cuerpo. En yoga, de lo que se trata es de aprender en cada momento. Lo que no pudo hacer usted ayer quizá le sea posible hoy, y tal vez no pueda hacer algo que ayer sí podía. Por eso tiene que prestar tanta atención al momento. Piense en el dicho “Empieza por donde estás y mantente allí”. Y no se trata de estancamiento, porque el cambio y el crecimiento son constantes. La frase alude a tener la sabiduría de sacar el mejor partido posible del presente.

Acerca del tiempo


El aprendizaje de los elementos básicos del hatha yoga no tiene porqué ser muy largo. Su duración depende de la seriedad con que se practique y del estado físico en que uno se encuentre al comenzar. No se llega nunca a un estado en el que uno pueda afirmar: “Ahora ya he aprendido, ya he terminado”. Ya que el cuerpo se encuentra en permanente cambio, el aprendizaje del yoga puede constituir una experiencia que dure toda la vida. La esencia del yoga está fuera del marco temporal que nos limita y en el cual nos hallamos atrapados. Practique el yoga sin estar pendiente del tiempo, con la atención puesta por completo en el momento. Entonces el yoga se convertirá en un proceso de aprendizaje continuo, que se despliega y evoluciona jubilosamente.

La respiración


A la fuerza vital se la llama prana. El sistema de asanas y de respiración del hatha yoga tiende a equilibrar e incrementar la circulación del prana en el cuerpo. El prana existe en todas las cosas, y abunda en el aire, la luz solar, los alimentos y el agua. Podemos tener la vivencia del prana como un movimiento de energía en el cuerpo, en contacto con otra persona, y como una presencia magnética y radiante. La respiración es la clave para entender el prana y la energía. Por lo común, quien tiene unos pulmones sanos y buena capacidad respiratoria posee abundante energía. También el estado anímico influye en la respiración. Cuando la mente está despejada y en equilibrio, la respiración es rítmica y apacible; pero si nos sentimos nerviosos y tensos, la respiración es forzada e irregular. Mientras se practica, es conveniente tener esto en cuenta y cuidar de que la respiración fluya con regularidad.

Durante la práctica del yoga debe respirar sólo por la nariz, y no por la boca. Las fosas nasales filtran y entibian el aire, preparándolo para los pulmones. Existe una red de energía que corresponde al sistema nervioso: son los nadis. Allí donde hay nervios, hay nadis. La energía se absorbe y fluye a través de los nadis. Los conductos nasales tienen más terminaciones nerviosas que la boca; por consiguiente, durante la respiración nasal se absorbe más prana, lo cual ayuda equilibrar el sistema nervioso. Y para eso está la nariz: ¡para respirar! Interrumpa durante un momento la lectura y, con los ojos cerrados, inhale y exhale profundamente por la nariz, varias veces. Muy pronto notará la diferencia. Respire siempre por la nariz, a menos que tenga obstruidas las fosas nasales.

Cuando uno se concentra para aprender una postura nueva, tiende a contener la respiración.

Fíjese, y si descubre que lo hace, procure mantener los movimientos respiratorios. Mientras mantiene las posturas, respire con suavidad, de forma constante y profunda. La inhalación aumenta la fuerza y la firmeza en los músculos. La exhalación los relaja. Por eso, si para adoptar una postura necesita una torsión o un estiramiento, exhale lentamente para mantener flexibles los músculos y todo el cuerpo. Así evitará movimientos forzados y conseguirá más fácilmente la postura.

Fíjese en si respira de la forma adecuada y llena por completo los pulmones. Tiéndase de espaldas y comience a inhalar y exhalar con lentitud. Primero, preste atención a la correcta respiración diafragmática. Al inhalar, el movimiento descendente del diafragma debe hacerle sobresalir el abdomen. Al exhalar, el abdomen volverá a hundirse. Esta respiración correcta proporciona casi la sensación de que es el abdomen el que mueve el aire, o incluso de que éste se llena de aire. El paso siguiente es aprender a llenar completamente los pulmones. Cuando inhale, use el diafragma para llevar el aire a la parte inferior de los pulmones. Entonces siga inhalando para abrir y expandir la caja torácica hacia arriba y hacia los costados. Exhale simultáneamente con el pecho y con el abdomen. Después de haberla practicado un rato de espaldas, cuando esta forma de respirar empiece a parecerle natural, trate de ejecutarla en posición sentada. Aprenda a respirar en forma suave y constante, y evite hacerlo tan solo con el pecho.

Existe una técnica especial de respiración denominada ujaayi, que puede utilizarse para mantener la atención, el nivel de energía y la concentración de la mente durante la práctica del hatha yoga. En ujaayi se mantiene la glotis parcialmente cerrada durante la inhalación y la exhalación. Esta técnica se puede aprender de un maestro o bien mediante el siguiente ejercicio: susurre el sonido prrrr, manteniendo durante unos segundos la rrrr. Después, susurre prrr tanto durante la inhalación como durante la exhalación. No emita un sonido demasiado fuerte, y hágalo de forma suave y rítmica. Cuando pueda emitir este susurro por la boca de forma constante, sin dejar de inhalar y exhalar, cierre la boca y siga produciéndolo por la nariz en ambos movimientos respiratorios. Mantenga la garganta relajada, Esto es ujaayi.


Swami Chidananda


Concentración y atención


La concentración consiste en enfocar la conciencia en una sola cosa. Para aprender las posturas se necesita concentración, porque la mente debe verificar muchas cosas y realizar ajustes y correcciones. Cuando ya se conoce bien una postura, la concentración llega a su término y entra en juego la atención. La atención es una percepción total y desenfocada de todo el cuerpo. La atención no se puede practicar ni cultivar: simplemente sucede. Cualquier intento de forzarla conduce de inmediato a la concentración. Observe en usted mismo la diferencia entre ambos procesos. Deje que la atención se produzca.

La simetría y el equilibrio


Si se practica correctamente, el yoga es un factor de equilibrio y alineación corporal. El esqueleto está sostenido por el sistema muscular, y un desarrollo desigual de los músculos puede, lo mismo que las tensiones acumuladas, alterar la alineación del cuerpo. En nuestras actividades diarias, entre el movernos, el sentarnos y el acostarnos, hemos llegado a establecer pautas y hábitos. Nos inclinamos, nos sentamos, nos ponemos en pie y dormimos de ciertas maneras, y eso crea desequilibrios en nuestra estructura corporal. Con los años, esto puede ser causa de posturas deficientes, rigidez, dolor, tensión y un desgaste desigual en las articulaciones y los discos intervertebrales. Durante la práctica de las posturas yóguicas se ponen de manifiesto las articulaciones y los grupos musculares que están tensos y rígidos. Las posturas y las contraposturas que las complementan son simétricas y realinean el cuerpo. La nueva alineación resultante de la práctica del yoga terminará por hacerse natural, de manera que el practicante tendrá mejor porte y se moverá mejor en la vida cotidiana. Cuando practique el yoga, procure superar cualquier desequilibrio o asimetría que descubra en su cuerpo, y acentúe el trabajo en las zonas débiles o rígidas. Aunque nos han condicionado para que creamos que tenemos un predominio del lado derecho o izquierdo del cuerpo, ambos lados se pueden desarrollar de forma similar. No sea unilateral; y éste es un buen consejo tanto para el yoga como para la vida. Cultive la simetría y el equilibrio, la gracia y la belleza.

Trabajar frente a forzar


Para mantener una musculatura sana y con el tono correcto se necesita una actividad regular. Hasta los huesos se fortalecen con el uso. Si hace usted trabajar a sus músculos más allá del nivel habitual de actividad, eso es para ellos señal de que han de incrementar su fuerza. No confunda el principio yóguico de no forzar con no trabajar. Forzar es imponer una tensión que va más allá de su límite justo. Forzar las posturas puede ser causa de lesiones. Trabajarlas con inteligencia fortalecerá y tonificará su cuerpo.

La inteligencia del cuerpo